A tal grado llegó la exaltación de la leyenda del Santo Grial que hasta los judíos se atribuyeron su origen, sosteniendo que fue usado por Abraham y que formaba parte del tesoro sagrado que transportaban junto al Arca de la Alianza.
Leyendas celtas y druidas de las Islas Británicas contaban que el grial, en realidad, era un caldero mágico y que únicamente los puro de corazón como Perceval podían buscarlo.
Aldol Hitler y Heirich Himmler se veían a sí mismos en el contexto mágico, legendario y mítico de la leyenda del grial. Hitler era como Parsifal: “el salvador del grial de la sangre germana”. El castillo de Wewelsberg, cuya forma evocaba la lanza que hirió a Cristo en el costado, se transformó en el centro de mando de las SS. Ahí se reunía Himmler, el Jefe Supremo de las SS, junto a sus doce generales más destacados, en torno del Sol Negro, a planear el futuro. El nazismo buscó conquistar la conciencia de Europa creando una nueva creencia para liberarse del dios del Antiguo Testamento.